La llamada de la virtud

Su cuerpo, su mente, cada fibra de su tejido nervioso funcionaba, afinada, con exquisita precisión; y entre todas las partes existía un equilibrio, un ajuste perfecto. A las imágenes, sonidos y acontecimientos que requerían acción respondía él a la velocidad del rayo.”

Este es Jack London escribiendo sobre Buck, producto de la mezcla de san bernardo con collie escocesa, y protagonista de La llamada de lo salvaje; uno de mis personajes de ficción favoritos. Sirva ese estado ideal al que aspirar, no sólo para el opositar, sino para el vivir. ¿Qué nos aparta de ese estado? ¿Qué eliminar de lo superfluo?

Compleméntase la imagen de la virtud, con la del vicio, representada en la misma obra por los hermanos Mercedes y Hal, y por Charles: chismorreo, insolencia ignorante, ineficiencia, suciedad, precipitación, pereza…

Buck los observó con aprensión mientras acababan de desmontar la tienda y cargaban el trineo. Lo hacían todo con gran despliegue de gestos, pero sin un método eficaz. La tienda fue enrollada formando un bulto tres veces más voluminoso de lo que podía haber sido. Guardaron los platos de lata sin fregarlos. Mercedes revoloteaba continuamente saliendo al paso a los hombres y no paraba de charlar haciéndoles reproches y dándoles consejos. Cuando ya habían colocado una bolsa con ropa en la parte delantera del trineo, Mercedes sugirió que debería ir en la de atrás; y una vez puesta allí la bolsa y quedar tapada por otros dos bultos, descubrió que le había pasado por alto guardar unas prendas que sólo podían ir en ella, así que hubo que descargarla otra vez”.

Traduzco, telegráficamente:

Idea principal. Entiendo como estado ideal del ser humano aquel en el que se da un alineamiento entre su esencia y su actividad. Es un estado de perfecta atención y justa sensibilidad hacia lo relevante. No creo que pueda reducirse al estado de flow, pero se le parece. Hablo más de una personificación de lo bello, lo bueno y lo útil —indiferenciable en ese ideal al que aspirar—.

Idea complementaria. Podría pensarse que para alcanzar ese estado habría que añadir, sumar, construir o hacer algo. No. Me parece que pasa por un acto sustractivo, de eliminar lo superfluo. Que juzgue cada cual qué es eso último.

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