Agrupar bajo un criterio personal, comprender arbitrariamente el contenido, formularlo con tus palabras, repetirlo en voz alta, y arrastrarlo en ciclos funciona (A AB ABC ABCD…). Esto ya tiene algo de arte, pero siendo sistemático y riguroso se puede “aprender” cualquier cosa (leyes, criterios, palabrejas, definiciones, etc.).
Ahora bien, para que el proceso de asimilación sea perfecto se le ha de dar un toque personal, rocambolesco, bizarro. En vuestros módulos de memorización no tengáis miedo de «»perder”” tiempo elaborando narrativas, reglas mnemotécnicas, anécdotas inventadas y todo lo que se os ocurra. Yo no lo hice y por ello tuve que trabajar más de la cuenta.
Estructura y función; matemático y poeta; ritmo y melodía; sistematización y fluidez: nunca hubo incompatibilidad entre estos pares de términos.
«Yo solo creería en un Dios que supiera bailar», Friedrich Nietzsche.
«Danzad, danzad, porque, de lo contrario, estamos perdidos», Pina Bausch.